¡Hola!

 

Yo soy el Súper Ezán.

 

¿Quién crees que es el adversario que nos impide cumplir la misión que Jesús nos da?

 

Mis compañeros de entrenamiento me compartieron sus respuestas:

 

Gerardo dice que es la desidia.

 

Rosa Esther comparte que son las tentaciones, pero más la pereza. También opinan así María de Jesús y Jorge. Él abunda en la idea: porque aún sabiendo lo que Dios quiere de mí, no lo hago, por estar en mi zona de confort y no asumo riesgos ni tareas a favor de Cristo y de la Iglesia.

 

Para Carina, el nombre de su enemigo es desgano.

 

Rosario señala que es el egoísmo. Y Edwin la mentira.

Isabel: Ser juez, porque deseo que la gente haga lo que yo quiero.

 

Adriana: No confiamos y no nos desprendemos de lo material. Tampoco nos damos cuenta de los talentos que poseemos.

 

Para Isabel: La soberbia, por querer hacer lo que yo quiero y deseo, realizar mi voluntad y no la de Dios.

 

Clemita: a mi parecer, la falta de empatía es la que provoca que la misión de Jesús no sea llevada a cabo.

 

Any: Conformismo. Creo que a veces consideramos que lo que hacemos es suficiente y no es así. El trabajo para Dios requiere invertir tiempo y disciplina, dado el compromiso que se nos ha encomendado. Siempre se puede mejorar y aprender.

 

Para Sandra es la falta de organización.

 

Claudia opina que el enemigo es uno mismo. Por eso es tan fácil equivocarse. Alejarse de la misión o posponerla. Poner pretextos o distraerse.

 

El corazón duro bloquea la gracia que necesitamos para cumplir la voluntad de Dios.

 

Otros opinan que son el miedo, la envidia o el orgullo. El rencor, la venganza o la indiferencia.

 

Entonces, ¿quién es nuestro enemigo? Su nombre es Diablo, significa, el que divide. Y es lo que hace, pone una barrera entre nosotros y la misión que Dios nos ha dado.

 

A cada uno se nos muestra de diferente manera, según la situación que estamos viviendo. Por eso tenemos que estar muy pendientes.

 

Él se disfraza y camufla su mensaje, para que creas que sale de ti mismo.

Por eso es necesario que revises lo que piensas y las intenciones de tu corazón.

 

Hoy digamos: quiero ser santo.

 

Si pones pretextos, escríbelos para ver el mensaje escondido. Eso es lo que no te permite llevar a cabo tu misión.

 

Comparte tu respuesta con nosotros. Y juntos daremos la pelea.

Envía un email a contacto@palabrayobra.org

Con el asunto: enemigo.

 

Porque Dios quiere que seas santo, eso es, tal como Él te pensó desde el principio y que vivas en plenitud, lleno de gozo, de alegría y con paz en tu corazón.

 

¡A entrenar futuro superhéroe!

 

Súper Ezán

 

P. D. Lo olvidaba, ¿ya vives en modo agradecimiento?

Vamos a continuar dándole gracias a Dios todos los días.